INFORMATIVO BICICLETISTA

No llores por mi Argentina, quedate tranca que nosotros lloramos por vos!

El domingo 3 de enero salió en el diario “La Nación” un artículo periodístico sobre las polémicas “seudo bici sendas” que el gobierno intenta inaugurar. Quieren hacer un circuito, una “ciclovía” en donde los ciclistas y bicic letistas puedan desplazarse por Capital Federal.
Primero, no creo que el gobierno quiera hacer estas ciclovías porque quieran proteger a los bicicletistas del transito, sino porque lo hacen en Europa y funciona, pero nosotros no somos Europa, somos Sudamérica. Esto no significa que esté en contra de las bicisendas o de Europa, al contrario, es envidiable lo que han logrado con la organización de las ciudades y la importancia que le dan a la bicicleta, Europa debe ser así como el paraíso del bicicletista, según afirman los que la han conocido. Tampoco es que piense que los sudamericanos no somos capaces, me parece, que los argentinos, desde nuestra educación vial, no estamos preparados para respetar bicisendas. Seamos realistas y veámonos, la calle es una selva de cemento y personas enloquecidas: los peatones cruzan por donde quieren, los conductores automovilísticos no toman conciencia que manejan sus vehículos sin precaución ni cuidado, contaminando, pudiendo arruinarle la vida o matar a otra persona, a parte de arruinar su propia vida, creo que a nadie le gustaría estar en la piel de un conductor automovilístico que atropelló sin querer a una persona, debe ser muy duro asesinar accidentalmente. Los motoqueros están cegados por el estrés citadino, les chupa todo un huevo. Los bicicletistas, hagámonos cargo, también hacemos cualquiera. El transito, señoras y señores es una guerra civil.
La ira no es organizada pero si que es contagiosa. Que algún bicicletista venga a decirme que andar en la ciudad en una hora pico no lo pone de mal humor, que no se siente atacado y en riesgo, que respeta absolutamente todas las reglas de tránsito. Somos en esta actualidad habitantes de una línea dimensional, en donde no somos ni transito, ni peatones, ni respetados, ni considerados.
Para salir a capi en bicicleta hay que hacer tres horas de reiki, o ser maestros de yoga o clavarnos un alplax y llenarnos de paciencia. Estamos fragmentados, pensamos sólo en nosotros cuando estamos en masa, si salimos a la calle estamos interactuando con otras personas que también están conduciendo un medio de transporte. Somos sociedad, tenemos que respetarnos y organizarnos.
Sin educación, sin conciencia y sin respeto, una ciclovia es lo mismo que nada.
Y lo peor que podía pasar es lo que está pasando, las bicisendas están mal preparadas: los conductores automovilistas están molestos porque ya no pueden estacionar en determinados lugares, las personas no tienen espacio para bajar del bondi, los bicicletistas andamos por esa especie de “mini vereda” a medio hacer, con tachos de basura y gente que camina sin percato que ese espacio es una cilcovía.
Entonces, si hacemos algo, hagámoslo bien. Si va a ver una ciclovía en la ciudad eduquemos a la gente y percatémonos de todos los problemas que esto pueda traer. Entonces pienso, los argentinos no estamos preparados para una ciclovía. No se puede poner el techo de una casa si todavía no tenemos los cimientos. Primero lo primero, segundo lo segundo. Somos mas de 30.000 bicicletistas pedaleando por la ciudad, hagámonos respetar y respetemos. La calle es nuestra pero también es de los demás. Sino, nos quejemos. Sino, vayámonos a vivir al medio del campo. Sino, nos subimos a la bici y nos hacemos valer.